Autoeditado - 2.011
¡Oh, no! ¡Ha llegado el fin del mundo! "Se han perdido los filtros. La red está llena de basura de aficionados que juegan a ser artistas." O al menos eso dicen algunos, entre ellos el iluminado gurú de la música independiente de nuestro país, el señor Santi Carrillo, a quién corresponde tan firme sentencia.
Pero por si acaso, algunos de estos aficionadillos de tres al cuarto que lo único que hacemos es enponzoñar el idílico panorama musical que nos brindan nuestras maravillosas élites periodisticas, nos empeñamos en buscar entre tanta basura no reciclable de impresentables artistillas de tres al cuarto, alguna estrella refulgente de entre este mundo llenos de impíos. ¡Y coño!, de vez en cuando acertamos.
Shenandoah Davis es una cantante, compositora y pianista de Seattle de formación clásica y operistica, pero dotada sobremanera para el pop. Un pop interpretado con instrumentos de cámara y una marcada tendencia hacia el standar jazz de la norteamérica de las décadas de los años veinte y treinta, capaz de llevarnos desde la suavidad y la mayor delicadeza de su poesía interpretativa a lo más sublime en un perfecto in crescendo.
Creo que tampoco hay que ser una lumbrera para darse cuenta de que aquí hay talento para dar y tomar.
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